900 018 018. Este es el número de teléfono gratuito y confidencial que desde el día 1 de noviembre ha entrado en funcionamiento para tratar de combatir uno de los problemas más graves a los que se enfrenta nuestro actual sistema educativo: el acoso escolar, también conocido como bullying. Una medida que, a pesar de los muchos beneficios que podría ofrecer, arrastra ya desde su nacimiento una seria tara: la ausencia de criminólogos.
En la rueda de prensa dada hace un par de semanas por Marcial Marín, Secretario de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, quedó muy patente: «las llamadas serán atendidas exclusivamente por personal en posesión de una licenciatura o grado universitario en el ámbito de la Psicología. Pero la atención no será solo psicológica, sino que cuenta con un equipo de trabajadores sociales, juristas y sociólogos». Psicólogos, trabajadores sociales, juristas y sociólogos. Todo un equipo de profesionales que carece de la figura clave: el especialista con conocimientos de esas cuatro materias; el especialista que se ha formado en victimología y en todo lo relacionado con el acoso escolar, entre otros. Hablamos del criminólogo. Un profesional que es clave para la coordinación de todos ellos
Como habrán podido comprobar, utilizamos el presente: el criminólogo «es». El grado en criminología es ofertado por más de veinte universidades. Cientos de personas se forman cada año en una ciencia que, si nos permiten la expresión, no consiste en “analizar muertos”. La esencia de la criminología está en el estudio y prevención del delito y de toda conducta antisocial. Dos aspectos de los que, por desgracia, los menores están muy presentes, tal y como podemos observar en el fenómeno del bullying. Por todo ello, no podemos entender cómo, todavía, la Administración Pública parece seguir sin tomar conciencia de la importancia de un especialista en criminología en ámbitos tan indispensables como el educativo, y más teniendo en cuenta los múltiples casos de acoso escolar que se dan a diario en nuestras aulas.
Queremos hacer constar nuestra satisfacción porque la Administración trate de ayudar a muchos jóvenes a escapar de ese infierno. El acoso escolar es una lacra que nos incumbe a todos y que hay que atajar ya. Sin embargo, la solución a este problema solo llegará si cada responsable hace su parte. Los criminólogos sabemos cuál es la nuestra: aportar nuestros conocimientos y coordinar estos equipos. Por este motivo nos vemos obligados de reclamar a la Administración que nos permita hacer nuestro trabajo.
Asociación Criminología y Sociedad