Una de las principales preguntas que se hace cualquier estudiante de criminología y por qué no decirlo todo criminólogo es qué hacer al acabar la carrera. Tenemos varias posibilidades. La primera de ellas es buscar trabajo, a ser posible en el mundo de la criminología; no nos preparamos durante años para acabar en alguna cadena de comida rápida. Esta es una búsqueda complicada pero no imposible. Es cierto que actualmente no hay puestos pensados para criminólogos y que hay una altísima tasa de intrusismo laboral, donde diversas titulaciones realizan conjuntamente el trabajo que podría hacer un criminólogo. Sin embargo es posible encontrar trabajo siempre que nos hagamos ver. El principal problema ante el que todos nosotros nos encontramos es el de la escasa visibilidad de la criminología y el profundo desconocimiento de lo que podemos hacer. Creo que a todos los que hemos estudiado esta carrera nos han confundido en algún momento con CSI. Por esta misma razón debemos “vendernos”. No nos conocen, no saben lo que podemos aportar y no es suficiente con decir que somos criminólogos porque no saben lo que implica. Debemos ser nosotros los que vayamos al ámbito que nos interese y explicar que podemos hacer por ellos (por ejemplo el informe criminológico es muy interesante como asesoramiento a abogados).
Otra de las opciones que tenemos es la de seguir formándonos, bien con otra titulación relacionada, como psicología o derecho o con algún máster. Los másteres que se ofertan son más bien escasos, la mayoría de los que nos aparecen al realizar una búsqueda en Google son para dar cierta formación criminológica a otras titulaciones. Nosotros podemos optar a másteres en criminalística, ciencias forenses, algunos relativos a violencia de género o intervención social; aunque cada universidad tiene su propia oferta y perfiles de acceso.
Con esta formación complementaria se nos abre la posibilidad de realizar un doctorado y seguir la carrera investigadora, pudiendo trabajar con universidades o entidades privadas, pero siempre a expensas de subvenciones y fondos destinados a investigación.
También podemos optar por la docencia, una opción que me parece más que interesante ya que la mayoría de profesores que nos imparten clase no son criminólogos sino que proceden de las distintas ciencias que engloba la criminología.
Puede parecer que tenemos un futuro un poco negro, pero nada más lejos de la realidad. Todo está por hacer; solo tenemos que darnos a conocer y enseñar todo lo que podemos aportar a la sociedad. Algo que solo conseguiremos demostrar con trabajo duro y constante.
Lola Mateo Munuera
Graduada en Criminología y Tesorera de Criminología y Sociedad