Nuestra compañera Alba Martinez, criminóloga que actualmente trabaja como técnico en desarrollo de programas en el área socioeducativa de la Fundación Diagrama, nos contesta a esta pregunta:
La intervención social es una de las principales áreas profesionales en las que la Criminología debe estar presente dado que las entidades, fundaciones, organismos y demás entes dedicados a la atención social de colectivos en situación de riesgo y/o exclusión social requieren del mayor espectro profesional posible para desarrollar su labor de forma adecuada.
Esto implica, por tanto, que en el departamento técnico –esto es, el conjunto de profesionales dedicados a la elaboración de programas, proyectos, actuaciones o documentos de carácter técnico– de este tipo de entidades se conjuguen perfiles profesionales de distinta índole: psicólogos, educadores sociales, pedagogos, criminólogos, trabajadores sociales, etc.
La unión de conocimientos es vital para poder intervenir adecuadamente en los colectivos o poblaciones “diana”, ya que el objetivo de toda actuación es dotar a las personas atendidas de recursos, habilidades, herramientas, valores o conocimientos que les permitan llevar a cabo un proceso de crecimiento personal y de (re)socialización.
Estas áreas de intervención son ampliamente conocidas para los criminólogos: la prevención social, las personas jóvenes en conflicto con la ley, la atención a la familia, personas reclusas y exreclusas, colectivos en riesgo y/o situación de exclusión social, menores en desprotección y/o conflicto social, la atención a las víctimas de violencia de género, entre otras muchas.
El criminólogo, por tanto, forma parte del conjunto de profesionales de las ciencias sociales y que es capaz de ofrecer sus conocimientos para fundamentar las intervenciones y actuaciones a nivel social. Así, podemos ver cómo en estos ámbitos los criminólogos podemos aportar, además de los conocimientos propios de nuestra ciencia, presupuestos de otras ramas científicas –como la Psicología, la Sociología, la Antropología, la Victimología o el Derecho en sentido amplio, aunque con especial mención a su orden penal– debido al carácter interdisciplinar de nuestra formación, que facilita, de un lado, la adaptabilidad a las diversas materias susceptibles de intervención y, de otro, la comunicación con profesionales de otros ámbitos.
De esa forma el criminólogo aporta sus conocimientos, entre otras cosas, para fundamentar teóricamente las actuaciones que se realicen con los colectivos de atención; analizar las problemáticas sociales desde un punto de vista integral con el objetivo de abordarlas de la forma más adecuada; manejar normativa y legislación aplicable en cada materia concreta, facilitando el encuadre jurídico de las actuaciones a llevar a cabo; facilitar el análisis de los factores de riesgo y protección de los colectivos de atención de cara a plantear los objetivos y dinámicas a desarrollar; etc.
La compenetración con otros profesionales dedicados a la atención y la intervención social, ya sea desde un punto de vista técnico como desde la perspectiva del profesional que interviene directamente con las personas beneficiarias, permite asegurar la calidad de las actuaciones que se realice y la consecución de los objetivos previstos. Una compenetración que, por supuesto, incluye a la criminología como una de las grandes ramas de conocimiento necesarias para fundamentar la intervención social.
¡Me ha encantado! Soy Diplomada en Trabajo Social y Licenciada en Criminología. Estoy trabajando actualmente en programas comunitarios de intervención social. En concreto, estoy trabajando en un proyecto a largo plazo en un barrio conflictivo, y mis habilidades y recursos como criminóloga me han servido y me están sirviendo de gran ayuda. Sobretodo a la hora de analizar la situación en el barrio de manera integral y para desarrollar los planes de prevención e intervención en el mismo.
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