Nicolás Toledo (@NToledoG)
Raquel Botía
Hoy os traemos una entrevista especial centrada en el máximo órgano de representación de los criminólogos en lo que a asociacionismo se refiere; una entrevista realizada a Abel González y Pedro Campoy, dos de los principales representantes de la Federación de Asociaciones de Criminólogos de España (FACE):
Abel González García, presidente de la Federación de Asociaciones de Criminólogos de España, es licenciado en Criminología por la Universidad de Alicante, y posee un Máster en Criminología y Delincuencia Juvenil (UCLM) y es doctor en Criminología por la Universidad de Barcelona. Es profesor de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA) y sus principales líneas de investigación son la ciberdelincuencia, con especial atención al cyberbullying, la prevención e intervención en Criminología, análisis delictivo y guías de resolución de problemas y la evaluación de la eficiencia y efectividad de programas de prevención e intervención en Criminología.
Pedro Campoy Torrente, adjunto al presidente de la Federación de Asociaciones de Criminólogos de España, es graduado en Criminología y Política Criminal y licenciado en Criminología por la Universidad de Barcelona, máster en Criminología y Delincuencia Juvenil por la Universidad de Castilla la Mancha y actualmente realiza su doctorado en Ciencias Sociales y Jurídicas en la Universidad de Málaga. Además, es profesor asociado en la Universidad Rey Juan Carlos I y tutor en la Universitat Oberta de Catalunya. Es consultor en materia de prevención de la delincuencia y la conducta antisocial en entornos educativos y en entornos de ocio, así como en evaluación de programas de prevención e intervención, entre otras actividades profesionales relacionadas con la prevención, la intervención y el tratamiento de la delincuencia.
Sin más, os dejamos la entrevista realizada por nuestros compañeros de CyS a Abel González y Pedro Campoy sobre la FACE:
Pregunta: ¿Cuándo, cómo y con qué fin surgió la idea de crear la Federación de Asociaciones de Criminólogos de España (FACE)?
Respuesta: La Federación surge a finales de los años 80, fundamentalmente, para luchar por el reconocimiento académico de la disciplina y acabar con los reinos de taifas que constituían diferentes instituciones académicas en la docencia de Criminología a través de títulos propios que reportaban mucho dinero. También para impulsar la inserción laboral de los criminólogos a través de unos estudios oficiales.
Tarea que se consiguió en 2003 con la creación de la licenciatura y en 2008 con la aparición de los primeros grados adaptados al espacio europeo, momento en el que la Criminología española ya tuvo su reconocimiento académico oficial.
P.: ¿Qué asociaciones constituyen la FACE?
R.: Actualmente están representadas asociaciones de Galicia, Castilla y León, Navarra, La Rioja, Cataluña, Comunidad Valenciana, Madrid, Castilla La Mancha, Extremadura, Andalucía y Baleares.
P.: En relación a sus fines, ¿cuáles han sido o son los principales objetivos de la FACE?
R.: Son dos los objetivos fundamentales: oficialización de los estudios de Criminología y asentamiento de la profesión del criminólogo. No son los únicos, por supuesto: de dichos objetivos, y tras la consecución del primero de ellos, se desprenden otros que, por accesorios, no son menos importantes. La defensa del colectivo profesional junto con los recientes colegios profesionales, la difusión de la labor del colectivo entre los poderes públicos y las entidades privadas, la colaboración activa en las actividades de cualquier entidad que comparta los fines de la Federación, o la promoción de experiencias piloto que sirvan para crear la conciencia de necesidad de profesionales de la Criminología en diferentes ámbitos (que es concordante con el apoyo a la adquisición de experiencia práctica por parte de las personas participantes) son algunos de dichos objetivos.
P.: Y en relación con lo anterior, ¿cuáles han sido los logros alcanzados por la FACE?
R.: El fundamental ha sido la consecución, yendo de la mano de todo el mundo, junto a muchas otras instituciones, de la oficialización de los estudios (actualmente contamos con grados, másteres y programas de doctorado) y también se ha abierto el paso para la creación de los colegios profesionales, que son los que deben coger el testigo para la implementación final de la profesión de criminólogo en la sociedad.
Sería muy injusto destacar un logro más allá de los señalados, porque hay muchos y muy variados, de esos que no hacen ruido, pero que sientan las bases para la inserción profesional del colectivo. Además, dichos logros (tanto los más “sonados” como los más discretos) son responsabilidad de todas las personas que participan y han participado de una u otra manera, así como de las instituciones, asociaciones, colegios y otras entidades que han trabajado con la Federación codo con codo durante muchos años. Por tanto, si debiera destacarse un logro por encima de otros, sería la búsqueda constante de alianzas con todas las personas que persiguen el desarrollo profesional y académico de nuestra ciencia, la búsqueda constante de estrechar lazos con todas las personas y entidades que forman parte del colectivo, en España y en el resto del mundo, el convencimiento de que sólo unidos, más allá de las siglas y de los intereses personales de cada cual, alcanzaremos el objetivo último de la FACE: llegar al día en que la Federación no tenga sentido porque estemos ante una profesión plenamente asentada, aceptada y normalizada, y la formación académica se consolide en la línea que lo está haciendo y sea concordante con las necesidades reales del mercado laboral.
P.: Hace unos meses solicitasteis una comparecencia en la subcomisión para el Pacto de Estado en Materia de Violencia de Género y os la aceptaron, ¿se ha tenido en cuenta la propuesta de FACE en ese Pacto de Estado?
R.: Sí se valoró positivamente, sobre todo por el hecho de aportar nuevas ideas en la prevención de este fenómeno. También porque ha sido la primera vez en la que se ha escuchado a criminólogos en el Congreso. Pero en la transformación de las ideas que se planteaban allí en el Pacto final, tenemos un sabor agridulce, porque no se ha trasladado lo más importante y es que exista la figura del criminólogo en las oficinas de atención a víctimas o en los juzgados, por ejemplo. Debemos seguir trabajando en ello, no cabe duda. El gran problema son los mitos que afectan a nuestra ciencia y que se trasladan a algunas personas con capacidad de decisión. Este hecho, unido a ciertas malas prácticas en el ámbito profesional, lastran en cierta medida las aportaciones que nuestro colectivo profesional puede realizar para prevenir e intervenir ante este fenómeno. No cejaremos en el empeño y, de la mano de quien haga falta, seguiremos trabajando para aportar y conseguir cambios. No sólo es un aspecto de justicia para con el colectivo criminológico: es un tema de justicia para con las víctimas de este importante problema social, y también de justicia para todos los actores involucrados en el fenómeno: agresores, víctimas, familias… En definitiva, la sociedad. Si de algo sirve nuestra profesión, es para mejorar la paz social, la convivencia y el bienestar de la ciudadanía.
P.: Actualmente ¿estáis trabajando en algún proyecto?
R.: Actualmente, trabajamos sobre las grandes líneas surgidas después de los cambios en la organización, fundamentalmente, en la articulación de la colaboración con los colegios profesionales de criminólogos ya creados. A partir de ahí, seguir trabajando en el ámbito de la inserción de los criminólogos en el ámbito de la prevención de la violencia de género. También estamos en negociaciones con el Ministerio del Interior (Instituciones Penitenciarias) para la consecución de implementar la figura profesional del criminólogo en los catálogos de puestos de trabajo en este ámbito.
Seguimos con la organización de Congresos con la SEIC, en el que este año se celebrará en Oviedo los próximos días 28, 29 y 30 de junio de 2018.
Y en el apoyo a todas las regiones en las que aún no existe el Colegio Profesional para su creación.
También han surgido pequeños proyectos a través de diferentes convenios con entidades de todo tipo, en los que hemos intentado articular mecanismos de inserción profesional a través del acompañamiento de estudiantes en prácticas. La existencia de una persona de la Federación que realiza, junto al alumnado en prácticas, la intervención/investigación aplicada. A diferencia de otras entidades, ni la Federación obtiene beneficios económicos, ni tampoco la persona encargada recibe remuneración: tampoco se solicita apoyo económico. Es un modelo de acompañamiento profesional basado en nuestra idiosincrasia: demostración de competencias para poder obtener empleo.
P.: Con la llegada de los colegios profesionales de criminólogos, ¿qué papel juegan las asociaciones a día de hoy en el ámbito de la Criminología?
R.: Este es un aspecto clave en el que estamos pensando. ¿Tiene sentido una Federación con la creación de un Consejo de Colegios Profesionales? En principio pensamos que sí, porque desde el ámbito asociativo podemos ser más versátiles en el apoyo a diferentes iniciativas, pero es algo que estamos pensando actualmente y en lo que debemos decidir qué funciones debería tener la Federación en un futuro. Ojalá, como decíamos antes, llegue el día en que la Federación deje de tener sentido. Será una estupenda noticia.
P.: Tanto a nivel académico como profesional, ¿cómo concebís la situación actual de la Criminología en España?
R.: A nivel académico: estamos en un momento bastante bueno, pero es el inicio. Aún se debe contar con profesorado implicado en la investigación criminológica en los grados de criminología, se deben potenciar los programas de doctorado criminológicos y seguir con la transferencia del conocimiento criminológico a la sociedad. Y, necesariamente, esto pasa por consolidar a las personas tituladas en criminología dentro de la Universidad. A diferencia de hace unos años, cada vez existen más criminólogos/as formando a los futuros profesionales de la Criminología.
De la misma manera, debemos realizar autocrítica: debemos trasladar a la academia las necesidades formativas derivadas de la práctica profesional que presenta el colectivo. Y no estamos siendo todo lo efectivos que desearíamos.
Pero, en líneas generales, van despareciendo poco a poco barbaridades en los planes de estudio. No estamos en la situación óptima, es cierto, pero el cambio siempre es lento, por lo que somos optimistas de cara al futuro.
A nivel profesional: estamos en un momento dulce, pese al pesimismo que trasladan algunos profesionales (cuestión curiosa) y algunos formadores; está todo por hacer, y ahí está lo complicado, y a la vez lo positivo también. Debemos mostrar lo que podemos hacer en instituciones públicas y privadas, debemos buscar esa primera oportunidad y cuando la tengamos hacerlo muy bien para no fallar y ser así la punta de lanza para el futuro.
Y, ojo: hay mucho hecho, en relación a hace un lustro, por ejemplo. Son muchas las personas trabajando en el sector privado, por cuenta ajena o propia. También en el tercer sector existen compañeros/as insertados profesionalmente.
Es cierto que el sector público no acompaña en estos menesteres, y en ello estamos, pero debemos asumir que la flexibilidad en la generación de nuevos nichos laborales pertenece al sector privado y al tercer sector. El sector público suele ir a remolque. Independientemente de estas carencias, caer en el discurso victimista y negativo no ha lugar hoy en día: cada vez hay más compañeros y compañeros trabajando en distintos ámbitos (incluyendo la formación). El camino no es fácil, y requiere de la demostración de competencias constante, de derribar muchos muros (mentales, esencialmente), de luchar contra nuestros propios fantasmas profesionales, de concienciar a cada interlocutor y mostrarle qué es lo que hacemos y, más importante aún, qué es lo que no hacemos. Pero el camino se está andando, y no hay vuelta atrás, afortunadamente.
Una de las cuestiones relevantes será acompañar a estas personas en su labor diaria, a través de los colegios profesionales, y trabajar para disminuir las malas prácticas profesionales en nuestro campo, dado que, aunque seamos pocos, las hay, como en toda profesión.
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