Alfonso Martínez (@alfonso_mb) |
El 6 de marzo de 2018 tuvo lugar una mesa redonda organizada por Criminología y Sociedad en la que se pretendía reunir a una parte representativa de esta ciencia en nuestro país con el fin de debatir sobre cuestiones de gran interés para todo el colectivo, para con ello invitar a reflexionar sobre lo avanzado hasta ahora y hacía donde se debe dirigir la Criminología en España.
Esta mesa se estructuró en un formato de cuatro bloques que versaban sobre la enseñanza de la Criminología en España, el papel de los Colegios profesionales de Criminología y la incorporación de la figura profesional del criminólogo en el mercado laboral. Fue ideada para ser grabada y ser difundida en Internet, pero, lamentablemente, por motivos técnicos, no va a llevarse a cabo esto. No obstante, por el interés que creemos que tiene esta, se expondrá en este artículo buena parte de las reflexiones más interesantes llevadas a cabo por los ponentes.
Para obtener un abanico de ponentes que debatiesen desde distintas perspectivas fueron invitadas las siguientes entidades: los Colegios profesionales de Criminología en España existentes en aquel momento, por su indudable relevancia en el porvenir de la Criminología en nuestro país; FACE, la Federación de Asociaciones de Criminología de España, por ser uno de los organismos históricamente más relevantes en nuestra disciplina a nivel estatal; SEIC, la Sociedad Española de Investigación Criminológica, al ser la entidad española que agrupa a los investigadores españoles en Criminología; Andacrim, una de las principales asociaciones de Criminología de Andalucía, y una de las grandes promotoras del futuro colegio profesional de dicha comunidad; REJIC, la Red Española de Jóvenes Investigadores en Criminología, que pese a ser parte de SEIC, es la parte más novel y que ha estudiado el Grado en un contexto diferente al de generaciones anteriores que hicieron la titulación de Segundo Ciclo; y SIEC, la Sociedad Interuniversitaria de Estudiantes en Criminología, la sectorial de estudiantes de Criminología en nuestro país, por su contacto diario con el estado de la enseñanza.
De esta forma participaron por orden de las entidades expuestas: David Buil, vocal de formación universitaria, evaluación y ordenación académica del Col·legi de Criminòlegs de Catalunya; Abel González, presidente de FACE; Juan José Medina, presidente de SEIC; Pedro Campoy, secretario de Andacrim; Lorea Arenas, entonces vocal de gestión de proyectos de investigación en la REJIC; y Francisco Javier Ruiz, antiguo coordinador de la comisión de salidas profesionales de SIEC. No obstante, es preciso aclarar que las opiniones vertidas son personales, y no tienen por qué coincidir con el resto de personas que integran las entidades que representan.
En el primer bloque del debate, se les preguntó acerca de qué se debe mejorar en la enseñanza de Criminología en España. El primer turno fue para David Buil, quien comenzó expresando que a nivel fáctico solo podía hacer un análisis de la situación en Cataluña. De este modo, desde el Colegio de dicha comunidad, están contentos con la situación de la enseñanza en Cataluña, observando una extensión de Grados por todo el país y una mejora progresiva de los planes de estudio. No obstante, aprecia una necesaria mayor homogenización de la materia de los Grados, y un mayor camino por recorrer en lo referente a másteres y posgrados, dentro de los cuales los colegios pueden recabar información acerca de las necesidades formativas y profesionales de los colegiados y profesionales de la Criminología.
En segundo lugar, el turno le correspondió a Juan José Medina, quien comenzó argumentando que si bien son necesarios ciertos parámetros de contenido básicos comunes en todos los Grados que todo criminólogo a de aprender, es más conveniente que exista una constreñida diversidad dentro de estos, por aportarles una mayor riqueza. Seguidamente, señaló los principales problemas que detecta dentro de la enseñanza en Criminología en España. El primero de estos, es la excesiva oferta de Grados en Criminología en España, de acuerdo a las necesidades sociales reales de nuestro país, debiendo haber existido una mayor responsabilidad de las universidades en esta materia. El segundo gran problema que aprecia, es la existencia de una estructuración mínima de las plantillas de las universidades, ilustrando esto con el hecho de que mientras que en las universidades españolas el profesorado especializado en Criminología a tiempo completo tiende a oscilar entre una y tres personas, por ejemplo, en la Universidad de Manchester esta cantidad asciende a 15, sin contar con la plantilla asistente de ayudante universitarios que están haciendo sus tesis doctorales y llevan a también a cabo labores de apoyo a la docencia.
El tercer turno fue para Abel González. Dio comienzo exponiendo que es clave que los planes de estudios de los Grados estén orientados en mayor medida a las necesidades formativas de un criminólogo, destacando casos como las habituales carencias en metodología y en prevención y tratamiento de la delincuencia. Seguidamente, puso énfasis en el frecuente problema de la no adaptación del contenido de asignaturas de otros ámbitos científicos, como la Psicología y el Derecho, a la figura profesional del criminólogo. Tras esto, puso sobre el tablero la circunstancia de que el principal problema de los dobles grados es que al final uno de los que lo componen suele salir perdiendo, siendo mayoritariamente el caso de Criminología. Otro asunto al que dio especial importancia es a la necesidad de cuidar los distintos estudios de doctorado, existiendo actualmente muy pocos programas de doctorado en España con líneas en Criminología, puesto que si existen más doctores en Criminología en España, previsiblemente, funcionarán mejor las titulaciones. Por último, afirmó que es imprescindible que los estudiantes se impliquen y participen en la mejora de los planes de estudios.
En cuarto lugar, Lorea Arenas empezó haciendo énfasis en la necesidad de incorporar licenciados o graduados doctores en Criminología a los cuerpos docentes de enseñanza de los Grados, debido a la existencia de universidades en las que se da la situación de que hay asignaturas impartidas por profesores que no están ni formados oportunamente, ni suficientemente implicados, siendo notado por los estudiantes que este tipo de docentes no da el enfoque adecuado a estas asignaturas. Igualmente, argumenta que esto también sería esencial para que los estudiantes adquiriesen las competencias básicas y específicas de las distintas materias, y que se podrían llegar a evitar solapamientos producidos por la falta de coordinación entre docentes, la no dominación de la materia y el desconocimiento de qué es la Criminología. En segundo lugar, expone que actualmente hay una oferta muy limitada de másteres y posgrados en España, lo cual lleva a muchos estudiantes a marcharse fuera de nuestro país a formarse, al ser necesaria la especialización en Criminología con vías a insertarse en el mercado profesional. Para cerrar su turno, resaltó la necesidad de que los doctores en Criminología estén investigando en Criminología, para que la transferencia de conocimientos sea óptima, al enseñar contenidos que a la vez están investigando.
En quinto lugar, Francisco Javier Ruiz subrayó la homogeneización necesaria de ciertas competencias básicas en los planes de estudios de Grado, dentro de lo cual sería de gran utilidad los informes elaborados por SIEC, enfocándose en competencias fundamentales de áreas como la metodología, y buscando un reparto más proporcional dentro del resto de materias auxiliares estudiadas, tratando de evitar predominancias habituales de campos como el Derecho o la Medicina Legal. Seguidamente, recalcó la figura de los másteres y posgrados como formación especializada con presencia de doctores que estén trabajando e investigando, con el fin de que sean verdaderamente útiles para los estudiantes.
Cerrando el bloque, Pedro Campoy enfatizó que lo que hay que mejorar es precisamente la misma enseñanza en Criminología, dada la existencia de contenido teórico, práctico, y de métodos para generar un contenido mínimo homogéneo dentro de la diversidad que se requiere de los contenidos formativos, para la cual señaló que es fundamental que dentro del profesorado haya gente formada en Criminología y que sepa de esta ciencia. A continuación, señaló la importancia de que los órganos de decisión, a la hora de diseñar los Grados en Criminología, sepan qué es la Criminología, para que no haya contenidos tan dispares, mencionando como ejemplo, en un sentido negativo, el caso de algunas universidades en las que hay más de veinte asignaturas relacionadas con temáticas no vinculadas directamente a la Criminología como la Bioquímica forense y la Criminalística; siendo además, los responsables de racionalizar la oferta, debiendo conocer cuáles son las competencias básicas mínimas que tiene que adquirir un estudiante en Criminología. De esta forma, indica que, en su opinión, estas son las principales carencias actuales del sistema, que hacen muy difícil articular una enseñanza en Criminología.
Posteriormente, el segundo bloque, giró en torno a que pensaban acerca de la relevancia de la aparición de los Colegios profesionales de Criminología, y que pueden aportar estos que no sea posible llevar a cabo a través de asociaciones. Este fue abierto por Juan José Medina, quien comenzó exponiendo que si bien como docente e investigador le preocupa la inserción profesional de los egresados, por su campo profesional concreto, no consideraba ser la persona más adecuada para hablar sobre este tema. No obstante, expuso que le resulta absurda la existencia de la figura de los colegios profesionales en general (no sólo en el área de la Criminología) por la concepción territorial y compartimentación que supone de determinadas funciones y competencias, que desde una óptica anglosajona no tiene mucho sentido.
En segundo lugar, fue turno para Abel González, quien mostró su acuerdo en que la excesiva compartimentación de las funciones profesionales es algo negativo, y que sería conveniente que no existiesen colegios profesionales, pero, argumentó, que con las circunstancias actuales que hay en España, el no tener colegios profesionales, aunque sí asociaciones, hacía tener una serie de problemas por el hecho de que la fuerza y peso de estos primeros es mayor. De esta forma, afirmó que con la existencia de colegios profesionales, se puede estar a la par con el resto de figuras profesionales, independientemente de la fuerza de los colegios profesionales, ya que siempre tendrán más aquellos en los que la colegiación sea obligatoria. Como recapitulación, señaló que dadas las constricciones fijadas de antemano por el sistema, los colegios profesionales tienen mayor eficiencia en las relaciones con el resto de colegios profesionales, y en la representatividad frente a los poderes públicos.
El tercer turno fue para Lorea Arenas, quien se mostró de acuerdo con que dentro de las reglas del juego actuales, los colegios profesionales pueden servir para visibilizar y consolidar la figura profesional de la Criminología; y de alguna manera pueden combatir el intrusismo profesional, para acotar distancias con otros profesionales, ya que por ejemplo es absurdo que al ir a una clínica de psicología, el profesional que atienda al cliente no sea psicólogo.
En cuarto lugar, Pedro Campoy, inició su turno explicando que los colegios no sólo permiten aportar legitimidad en la defensa de la profesión, sino que también pueden ayudar a ordenar y racionalizar tanto los planes de estudio como los contenidos de lo que se imparte en los distintos grados y másteres relacionados con nuestra ciencia. Además, expresó que son organismos de control necesarios tanto para las universidades como para la actividad profesional. Tras esto, indicó que es cierto que son entidades que en Europa no tienen sentido, ya que las asociaciones profesionales son el modelo predominante, pero que el modelo español, para bien o para mal, legitima las entidades colegiales y relega a un plano discreto a las asociaciones, por lo que, aun siendo una rara avis dentro de la defensa profesional en el plano comparado, considera que son la herramienta que, a medio plazo, nos ayudará a consolidar la profesión en nuestro país.
En el quinto turno, Francisco Javier Ruíz comenzó exponiendo que la situación en la que un estudiante de último curso o recién egresado se encuentra es un poco confusa, pudiendo encontrarse desesperanzado si realmente no se ha informado a fondo del estado de la Criminología en España. Prosiguió exteriorizando que muchas asociaciones han venido haciendo un trabajo excepcional, pero que es cierto que los colegios, al contar con el apoyo de la comunidad criminológica de la región y sobre todo con la del parlamento autonómico de turno, es de suponer que tengan una posición superior a la de estas primeras. Por otro lado, expresó que conocer la situación laboral, publicar ofertas de empleo, tener acceso a datos reales sobre empleabilidad, quién se dedica al sector privado y quién al público, y cómo es el perfil de quienes se colegian, son algunas de las tareas que deben desempeñar. Finalmente, manifestó que desde su punto de vista, sobre todo, deben usar su alcance y su capacidad para luchar en organismos del Estado por la visibilidad real de la profesión y regular el correcto ejercicio de la criminología.
Por último, para cerrar el bloque, expuso David Buil, mostrando su acuerdo con los argumentos expuestos por el resto de integrantes de la mesa. Como ejemplo ilustrativo de la situación actual, señaló que si el mercado laboral en España fuese una bandeja con un pastel dividido en rodajas, las diferentes disciplinas no buscan coger su trozo de pastel, sino la bandeja entera para comérsela ellos solos, y que la única manera que tenemos para solicitar ese trozo de pastel que nos pertenece y que tenemos derecho a reclamar, es a través de los colegios profesionales y de la legitimidad que estos nos dan. Prosiguió explicando que esta legitimidad no siempre la tienen las asociaciones profesionales, ya que un colegio profesional viene aprobado por un parlamento autonómico y por una asamblea constituyente pública y regulada en la que todos los profesionales pueden ir y participar, la cual en el caso de las asociaciones depende de su número de colegiados. Haciendo referencia al caso concreto del Colegio de Criminología de Cataluña, expuso que en un breve espacio de tiempo (menos de dos meses) había estado aportando cosas que no se pudieron obtener a través de las asociaciones, como un acceso más rápido a diferentes instituciones, a los municipios, a las agencias de calificación, y a las universidades y los centros de formación ligados a estas, con todo lo que ello implica.
El tercer bloque, partiendo del hecho de que pese al importante número de entidades vinculadas a la Criminología en España y los grandes avances de los últimos años, de momento, la repercusión de la Criminología en la sociedad española es limitada y la incorporación de la figura profesional del criminólogo en el mercado laboral está lejos de parámetros deseables, se les preguntó qué creían que ha fallado hasta ahora.
Este bloque fue abierto por Abel González, quien señaló dos aspectos. En primer lugar, el ámbito académico, de las titulaciones y la oficialización de los estudios, dentro del cual, se mostró satisfecho por el trayecto que se ha recorrido. En segundo lugar, expone que falta abrir el ámbito profesional, existiendo algunas voces que señalan que se ha hecho al revés al sacar la titulación sin que haya una demanda de profesionales previa. Bajo su perspectiva, se va por el buen camino, teniendo que valorar dos cuestiones que hacen que no haya habido un boom de empleabilidad de los criminólogos: por un lado, el hecho de que la titulación todavía es joven y necesita un rodaje; por otro lado, la aparición de las titulaciones en una época de crisis económica en la que las administraciones públicas son más reacias y tienen menos presupuesto para la incorporación de nuevos profesionales, pese a los beneficios que esto puede conllevar, no siendo por tanto la coyuntura económica más propicia. Seguidamente, prosiguió afirmando que debemos hacer un ejercicio de autocrítica respecto a que no ha existido toda la unión que debería haber debido entre profesionales y asociaciones profesionales. Señaló que el problema principal de no haber tenido esta unión es que al haber habido pocas oportunidades profesionales, la idea que se ha tenido es que parecía que había que darse codazos con otros criminólogos para acceder a ellas con el fin de abrir esos campos profesionales. De esta forma, en resumen, apuntó hacia la crisis económica, la percepción todavía errónea de la figura del criminólogo y sus funciones por parte de la ciudadanía, y la no unión por parte de los criminólogos, que espera que cambie con los colegios profesionales.
El segundo turno fue para Lorea Arenas. Para ella, ha habido un momento clave, la aprobación de los estudios de Grado, o incluso más bien quizás la aprobación de la licenciatura. Expuso que la parte de la investigación criminológica en España era muy escasa e iba de la mano de estudios de especialización, que quiénes los estudiaban eran personas con una carrera previa, ya fuese Derecho, Psicología, etc., y luego se especializaban en Criminología, y utilizaban estos estudios para progresar profesionalmente dentro de un nicho de mercado ya creado, en una profesión en la que ya se encontraban más o menos situados. Por el contrario, indicó que con la creación de los estudios de Grado nos encontramos con un momento nuevo, debido a que el perfil de estudiantes es diferente, pues son mayoritariamente gente joven que van directamente a Criminología sin tener porque haber estudiado otra titulación previa, que van a tratar de hacerse un hueco en el mercado laboral, y que por tanto, no tienen las mismas necesidades que la gente que estudió la licenciatura. Señaló que ya hay promociones numerosas de jóvenes graduados, y que eso ha activado también de alguna manera el estereotipo latente de la Criminalística, aflorando con el surgimiento de los grados, y hablarse por ello más de la Criminología. Para concluir su turno, reflexionó acerca de que la situación actual no es producto de que haya fallado nada, sino más bien el cauce normal de desarrollo, ilustrándolo con la metáfora de que se podrían considerar los dolores del crecimiento, y que por esto mismo, de aquí a diez años, la situación, probablemente, será muy diferente, y que habrá cambiado la percepción social de la ciencia criminológica.
En tercer lugar, fue turno para Francisco Javier Ruiz, quien dio comienzo compartiendo una reflexión acerca de cómo ha percibido que el estudiantado suele entrar bastante motivado por la idea de la Criminalística arrojada en series americanas. Alegó, que esto no obstaculiza que se sepa dentro del Grado qué es la Criminología, pero, en cambio, no se sabe la variedad de utilidades que puede tener, y entonces habría que hacer ver esa demanda, teniendo en cuenta que antes era empleada más como especialización de personas que ya tenían una carrera profesional gracias otra titulación. En cambio, ahora, coincide con Lorea en que las nuevas generaciones, provenientes de los estudios de Grado, encuentran más difícil empezar dentro del área profesional, ya que por el momento hay muchas puertas cerradas como el ejemplo de la ya no existencia de la figura profesional del criminólogo dentro de Instituciones Penitenciarias. En línea con esto, afirmó considerar que el sector público se cierra mucho, siendo muy difícil llegar ahí, al estar ya estructurado y tener una determinada forma de proceder. Expresó que, tal vez, con los Colegios profesionales de Criminología el espacio del sector público se pueda abrir y conseguir una situación más justa. Finalizó su turno manifestando que la situación actual se ve muy negra, pero que gracias a la asistencia a congresos y otro tipo de actividades se puede ver gente con una trayectoria profesional, y que realmente no es todo tan negro.
El cuarto turno fue para Pedro Campoy, quien empezó afirmando que no comparte la visión pesimista que había predominado hasta entonces en la mesa. El primer motivo que alegó, es que si le preguntamos a cualquier otro profesor de cualquier profesión si sus niveles de empleabilidad son suficientes o adecuados, te dirá que no. En segundo lugar, expuso que en los debates sobre salidas profesionales, desde hace muchos años, siempre se tiene puesto el foco en el ámbito público, y este, desde hace tiempo, tiende a estrecharse, y que, aunque no nos guste, el modelo económico tiende cada vez más lo privado, no siendo novedad el hecho de que la producción de la prevención y la seguridad este coproducida por actores privados, cada vez más y más fuertes; y que en ese ámbito están trabajando muchas personas con la titulación de criminólogo, como por ejemplo en prevención de la pérdida o en prevención del fraude. De esta forma, señaló que si nos centramos todos en lo público podemos coger una soga y hacer un ejercicio de autolesión, pero si nos planteamos el ámbito privado, cada vez hay más personas con nuestro perfil profesional que están insertados en el mercado laboral en igual de condiciones que otros profesionales. Considera que lo que ha fallado es que precisamente se siga empecinado en mirar sistemáticamente al empleo público como principal cauce profesional, cuando en ninguna profesión, el empleo público es el que principalmente provee de ingresos a los colectivos, cuando por el contrario, mayoritariamente, es el sector privado el que hace esto, sobre todo en profesiones liberales como la nuestra. Por todo ello, afirma no compartir una visión pesimista. Como soslayo, además, considera que la propia experiencia de personas en el ámbito privado está generando más demanda, porque precisamente somos buenos en nuestro ámbito competencial, y que por ello, cree que estamos bastante mejor que hace 5, 6 o 10 años.
En el quinto turno expuso David Buil, quien comenzó exponiendo que no sabemos realmente si las posibilidades laborales en Criminología son limitadas, ya que no ha habido estudios que analicen en profundidad como es la situación actual, sin lo cual es muy difícil hablar con seguridad. Afirmó, que una de las principales labores de los colegios profesionales es hacer informes sobre cómo es la situación actual, y a partir de ahí poder valorar si realmente es limitada, y en el caso de ser así, que probablemente lo sea, ver como canalizar esto y hacer que sea un poco menos limitada. Prosiguió argumentando que en todo caso, en línea por lo expuesto por Pedro, en caso de que fuera limitada, habría que preguntarse si es normal dada la juventud de nuestra disciplina, a lo que él considera que probablemente sí, pero que también, probablemente, se está avanzando muy rápido para los años que tienen los estudios de Grado y licenciatura en este país. No obstante, señaló que no hay que dormirse, y que hay que seguir recogiendo información e inteligencia sobre cómo es la situación actual del profesional de la criminología en España, viendo en que campos puede llegar a trabajar, y haciendo presión para que así sea. Para esto, explicó que desde el Colegio profesional de Criminología de Cataluña tienen la intención de contratar un prospector laboral, que recoja toda la información sobre ofertas laborales publicadas que incluyan la figura profesional del criminólogo, o podrían incluir indirectamente la figura del criminólogo y así tener toda la información posible, y, junto a ello, hacer convenios con las universidades que tienen datos sobre la inserción profesional de sus estudiantes, y que por esto disponen de una imagen global sobre cómo es la capacidad de inserción laboral del conjunto de los titulados en Criminología. Por otro lado, señaló que tenemos que darnos a conocer, a través de los medios de comunicación, a través de congresos, etc. y no sólo a instituciones públicas, sino también, como decía Pedro, a empresas, y a la sociedad en general, desmitificando aquello que no somos, pero también enfatizando aquello que sí podemos hacer en las diferentes administraciones y en las diferentes empresas privadas.
Finalmente, para cerrar el bloque, fue turno para Juan José Medina, quien mostró su acuerdo con lo dicho anteriormente. Tras esto, indicó que habría que contextualizar que España, según diferentes estudios internacionales, es uno de los países que peor puntúa en cuanto a la proporción de egresados que realizan trabajos relacionados con los estudios que han realizado en el global de las distintas titulaciones existentes. Es decir, que la situación de los criminólogos no es particularmente excepcional dentro de lo que es el panorama español, valorando que hay un grado muy alto de desempleo; y en lo que respecta a la Criminología, un Estado social muy limitado en cuanto a funciones claras que podrían ser llevadas a cabo por criminólogos, que con la llegada de la crisis se ha acentuado, y que siempre ha habido en nuestro país una rigidez administrativa y burocrática muy fuerte que ralentiza todo. De esta forma, señaló que no tiene sentido que por ejemplo todavía las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no tengan todavía la figura profesional del analista del delito, a diferencia de lo que ocurre en otros países, ya que por ejemplo en Reino Unido es una salida típica para criminólogos como profesionales que trabajan para las fuerzas policiales sin pertenecer necesariamente a ellas, haciendo labores de mapeo de la delincuencia, análisis de la problemática delictiva, influenciando las respuestas policiales, etc. Por otro lado, expuso que, entroncando con el primer bloque y con lo expuesto por Pedro, volviendo a los que son los contenidos de los planes docentes y a las funciones que puede desarrollar el criminólogo dentro del ámbito privado, son cosas que brillan por su ausencia en los planes de estudio en España, mostrando que por ejemplo la metodología de la intervención es una variable ausente en los planes de estudios de Criminología en España. Así, señaló que, en España, no se enseña de forma suficientemente específica y detallada como trabajar con un delincuente o una víctima. De este modo, argumentó que se da la teoría, se da un poco el marco jurídico, se habla de programas de intervención que funcionan y este tipo de cosas, pero la metodología de cómo trabajar en este tipo de contextos generalmente es una cosa que no está suficientemente desarrollada. Concluyó, que quizás los colegios profesionales puedan ahora tener una capacidad de influenciar a las universidades para que cambien sus planes de estudios.
Por último, como conclusiones, fueron invitados a reflexionar acerca de proyectos actuales de las entidades de las que forman parte, perspectivas de futuro y otras aportaciones que considerasen oportunas. Este bloque fue abierto por Lorea Arenas, quien trató el papel de la REJIC. En primer lugar, señaló que habrá alumnos que decidirán desarrollar la vía académica y con ello hacer doctorado, por lo que resulta esencial una red de apoyo entre todos aquellos estudiantes que se encuentran en esta situación que no han desarrollado herramientas y unas competencias necesarias durante la carrera, y que precisamente por esos fallos en los Grados en Criminología, necesitarán buscar cursos de formación complementarios, especialmente en el área de métodos de investigación. Es por esto, que considera que la REJIC, siendo una sección de SEIC, es una buena plataforma de encuentro, para organizar comisiones de trabajo, y así comenzar a trabajar en grupos especializados, y debido a esto, de alguna manera, en el futuro, si estas personas terminan sus estudios de doctorado y consiguen entrar en cuerpos docentes universitarios, mejorará la calidad de la enseñanza.
El segundo turno fue para Francisco Javier Ruiz, quien afirmó en relación a SIEC, que tienen que seguir trabajando representando a los alumnos, estando entre estas funciones recoger información sobre cómo está el Grado. De esta forma, consideró que cada uno puede tener su opinión, que no tiene por qué coincidir con la de otras personas, pero que recogiéndolas todas, se puede tener una imagen global que puede ser trasladada a otros organismo como colegios profesionales, asociaciones, etc. Tras ello, expresó que muchas veces los estudiantes sienten que por cómo están estructuradas las universidades, por cómo hay que llegar a los órganos que de verdad pueden tener efectividad para promover cambios en los Grados, sienten que su aportación no va a poder hacer que nada cambie, lo cual es muy negativo y debe cambiar, siendo conveniente que hubiese una valoración entre todos, y que esta sea estudiada más.
En tercer lugar, expuso Pedro Campoy, quien comenzó exponiendo que el gran reto de Andacrim es conseguir la creación del Colegio profesional de Criminología en Andalucía, y que seguirán trabajando para sacar este necesario proyecto. Igualmente, señaló que, en paralelo, también tienen otros grandes retos, derivados no sólo de la propia evolución de la Criminología en Andalucía y sus particularidades con respecto a otras zonas de España. Dentro de esto, indicó que hay una vocación muy clara profesionalizante, siendo uno de los retos existentes hacer un acompañamiento en las salidas profesionales de los egresados, área dentro de la cual ya hicieron un estudio, por lo que seguirán trabajando para ver si el sector privado puede estar dando respuestas que el público no, pese a no ser por el momento más que hipótesis. Otro reto que manifestó, es el de acompañar a las universidades en sus procesos formativos, no sólo prestándose a colaborar como entidad consultiva de alguna manera en los diseños de los diferentes másteres que se están poniendo en marcha, sino también en aquellos procesos de mejora de los Grados que lo puedan necesitar.
En cuarto lugar, fue turno para David Buil, que expuso que desde los Colegios de Criminología uno de los principales puntos es la creación del Consejo de Colegios de Criminología en España, y el apoyo a las comunidades autónomas que todavía están luchando por ello, y luego integrarse en intercolegiales autonómicas. Alegó que esto es un paso importante que hay que hacer, una especie de carta de bienvenida que servirá para darnos a conocer al resto de profesionales, y que se pretende formar parte de las asociaciones intercolegiales no sólo para tener toda la información posible, sino para después compartirla con otros también. De igual forma, en línea con lo expuesto en anteriores turnos de palabra, pretenden recoger información a través del contacto con los coordinadores de Grado, con sus colegiados, y a través de la prospección de ofertas laborales, para poder detectar aquellos puntos débiles dónde es necesario trabajar más durante los próximos meses y años.
En quinto lugar, tomo el turno de palabra Juan José Medina, quien expresó que desde la SEIC el principal reto durante muchos ha sido el obtener el reconocimiento del área de conocimiento en Criminología por parte del Ministerio de Educación, comparable en importancia a la aparición de los colegios profesionales, dado que es una tarea nada fácil de conseguir, y realmente la única forma que los académicos en el ámbito español tienen para luchar por los intereses de la Criminología y mejorar los Grados es que se vea reconocido el área de conocimiento, porque eso les daría fuerza también para a nivel interno en cada universidad poder pedir los recursos necesarios. Seguidamente, expuso que hay un gran interés común con la FACE en presentar el Observatorio de los Grados en Criminología, una institución que por el momento se ha quedado en el papel, pero que tienen la idea de crear una especie de vínculo interinstitucional de colaboración para problemas como verificar las prácticas en la docencia en Criminología, sino en las universidades, en las agencias de acreditación a la hora de evaluar los Grado. Para concluir, indicó que a corto plazo, una de las actividades de la SEIC es organizar congresos a los que acudan todos los que estén haciendo ciencia criminológica, a los cuáles aprovechó a invitar a los sucesivos eventos que tengan lugar.
Finalmente, para cerrar este bloque y mesa, intervino Abel González, quien comenzó señalando que con la creación del Consejo de Colegios profesionales, FACE perderá gran parte de sus funciones, y tocará ver para qué puede quedar la federación. Mientras tanto, manifestó que desde FACE, se seguirá apoyando la creación de colegios profesionales donde no existen todavía, apoyando a los colegios que ya están creados en esa creación del Consejo, e intentar participar también con el apoyo y el bagaje de los años en ese devenir de dicho organismo. Igualmente, expuso, que se seguirán con los proyectos más importantes que continúan, apoyando con el congreso nacional junto a la SEIC la investigación y la difusión, línea en la cual considera que hay una evolución bastante positiva. En último lugar, se seguirá trabajando conjuntamente en el proyecto del Observatorio comentado por Juan José Medina, tratando de ir un poco más allá y trabajar también con el funcionamiento de las diferentes titulaciones, y ser un instrumento para que vaya mejorando todo lo que se ha hablado en la mesa, y así aportar ese granito de arena.
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